miércoles, 22 de julio de 2020

LILIANA TORRES


Esta es la Avenida Teresa Mastellone, ex Gaona Vieja, límite con Luján. Las fotos son todas de ahí, de donde vivo y esta calle era parte del Camino Real. Había una placa de bronce por la escuela N° 22 cerca del alambrado, siempre la veíamos, estaba en un monolito y decía algo así como “esta calle pertenecía al Camino Real”, también indicaba el límite entre Rodríguez y Luján. 






Esto es un triángulo, la escuela N° 22 pertenece a Luján, yo estoy en la parte de Rodríguez y si cruzo la calle, el campo es de Luján. 

Esta calle desemboca en cinco esquinas, cinco salidas: en el zoológico, en Carrocera, en Serenísima, en Raffo y Fraternidad. 




Yo hice muchos reclamos por nuestro barrio y nunca respondieron, no tenemos sociedad de fomento. Fui hasta Luján, pero ahí sólo arreglaron una parte de la calle para que entren las maestras, la respuesta siempre es que tengo que esperar. Nosotros somos muy poquitos, nos conocemos, nos respetamos y nunca me iría. Yo me quejo del estado de las calles, de la falta de iluminación, pero ni loca me iría, mi hermano vive cerca y tampoco se quiere mudar. Aunque se está poblando a ningún político le interesa hacer nada en la zona porque sólo somos tres familias. 

Mi mamá se llama Victoria Villareal y mi papá se llamaba Cándido Torres, ellos eran de Santiago del Estero y por la falta de trabajo mi papá tuvo que venir a la cosecha. Te podés imaginar lo que les gusta el folclore, pero no participaban en actividades sociales, mi mamá es más tímida. 
Nosotros primero vivíamos donde está la escuela N° 5, en un Haras, mi papá ahí se encargaba de los caballos de Polo, luego tuvo algunas diferencias con el dueño no sé porque motivo y renunció. Luego le ofrecieron el terreno que está al lado de la escuela N°22 y lo compró, nos vinimos, puso cuatro chapas hasta que pudo construir algo. Éramos mi hermana (8 años), mi hermano (5 años), mis papás y yo (9 años), luego nacieron los dos más chicos (Kary y Fer). La hija de Kary vive con nosotras. 





Después nos mudamos a esta última casa ya hace 35 años, la dueña de una casa quinta donde trabajaba mi papá, le dijo que vendiera donde estábamos, que ellos nos ayudaban a comprar la casa donde estamos ahora.


Hice la primaria en la escuela N° 22 y el secundario en el Mixto, con mis hermanos seguimos estudiando gracias a esos patrones, que también nos ayudaban a pagar y el magisterio lo hice en la normal de Luján. 
Gracias a Dios mis papás siempre quisieron que estudiemos, mi mamá trabajaba en casas de familia y mi papá en quintas de verdura como la de Almeida o en la Tacistro, también cortaba el pasto en casas quintas de fin de semanas y ahí fue donde conoció a esa señora, luego entró a trabajar en el asfalto que se estaba construyendo en la ruta 6.


La casona de la esquina era de Lucía Laurente y Rafael Laurente, era un bar restaurant. 
Los dueños fallecieron y se la vendieron a uno de Ramos Mejía, ahora sé que hay un matrimonio joven y la están arreglando. 
De la Familia Laurente también era la estación de servicio de la casa que está al lado. 
Recuerdo el restaurante, una parrilla, “La Tablita”, era de un portugués Don José Cuello. 

Tengo excelentes recuerdos de la Fraternidad y de la escuela N°13, yo me inicie como maestra ahí con un grupo de sexto, fue una suplencia de dos semanas. 
Sigo teniendo contacto con ex alumnos y mamás. 
Mis directoras fueron Teresa Lasarte, Elena Cipriano, Ester Bustamante y María Giorgi. Cuando comencé la escuela tenía sólo dos aulas, adelante estaba la cocina y a la derecha las dos aulas, el patio era de tierra, había una comunidad muy solidaria, todas las familias participaban de lo que proponíamos. Yo pasé de maestra a preceptora, de preceptora a bibliotecaria, me encantó trabajar ahí, fueron 18 años. 
Recuerdo el busto de Hipólito Yrigoyen que tenía la escuela, con otras maestras preguntábamos que habría pasado con el busto, lo habían llevado para restaurar y nunca más lo devolvieron. En una época, recuerdo que había entrado Dilandro como intendente, sacaron el busto y lo guardaron en un armario, no sé qué más pasó. 
El mástil siempre estuvo adelante, donde está ahora, un día a la directora Teresa Lazarte y a Noemí Maderna les parecía mejor entrar por atrás, pero en un cumpleaños de la escuela la Dirección General de Escuela les exigió que el mástil debía permanecer donde estaba antes, porque los mástiles deben estar en la entrada de las instituciones. El papel que está en el libro histórico de la escuela pertenece a ese primer mástil, el que estaba adelante. 




Recuerdo la campana, había timbre pero igual sabía estar ahí, un día nos encontramos con que se la habían robado porque era de bronce. 
Aquí un mapa viejo del barrio lo publicaron en el grupo de vecinos, los nombres de las calles cambiaron. 





2 comentarios:

  1. Que lindo blog. Vivo en Fraternidad desde que nací... hermosa iniciativa para recuperar la historia de nuestro barrio!!!!

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    1. Muchas gracias Analía estamos muy contentos. Podrías ayudarnos con tu testimonio. Podes escribirnos al Facebook

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