viernes, 9 de agosto de 2019

DANIEL CASTAÑO



La verdad tengo mucho para decir: no hay otro ser humano como ella, trabajó mucho acá en el barrio, es una de las mejores personas que conocí.

Era monja y se dedicaba a la obra de Dios ayudando mucho a la gente.
Siempre venía a visitarme, se preocupaba, pasaba para ver si tenía algo de mercadería.

Si habían personas pasando necesidades, entonces ella siempre estaba. Un día se fue y todo eso se murió.

La escuelita del CONET la hicieron ellos trabajando muchísimo.
Fue hermoso conocerla, ponía el Alma en todo y era muy humilde, fue una de las mujeres más luchadoras, excelente persona. 

Yo siempre la extraño y me hubiese gustado haber colaborado.
Se fue a vivir a Tucumán y nunca supe más nada, traté de encontrarla pero jamás pude y quisiera saber de ella.

Es lindo reconocerla, se me cae un lagrimón. No me alcanzan las palabras para describirla, para decir todas las cosas que hizo, ojalá hubieran muchos así. 
Los que fuimos ayudados por ella la recordamos y extrañamos. Nunca tuvo una bandera política sólo amor por el prójimo.


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